Camino de Emaus, camino de la esperanza. Domingo, 30/4/2017


REFLEXIONES DEL PASTOR
DOMINGO 30-4-2016
III DOMINGO DE PASCUA

CAMINO DE EMAUS, CAMINO DE LA DESESPERANZA
Lc 24, 13 – 35

La historia de Emaús aborda una cuestión que surge en la vida humana: ¿Cómo puedo vivir en una Venezuela en el que nuestras mayores esperanzas quedan frustradas? 

¿Cómo puede ser Jesús luz y salvación en estas horas oscuras de mi vida personal y de mi patria Venezuela?

Lo de Emaús están todavía bajo la impresión de la catástrofe del viernes Santo. Con la muerte de Jesús en la cruz había muerto también, para sus discípulos, todo en lo que habían creído hasta entonces. ¿No era Jesús el Mesías? ¿Todo el trabajo y el esfuerzo de los últimos años no tenía sentido? ¿Los ha dejado Dios abandonado? ¿En que deben creer ahora? ¿No han perdido unos años de su vida? ¿No han perdido a su familia, sus comodidades?

Todo anda entremezclado en sus corazones: tristeza, dolor, miedo, ira, aflicción y la esperanza secreta de que todo esto no sea más que un mal sueño: su mundo, la Venezuela de la prosperidad, la Venezuela petrolera se ha hundido. Dios nos ha abandonado.

Si uno afirmase que no ha tenido estas experiencias de crisis en nuestra vida, especialmente en estos momentos tan difíciles que vive el país, viviríamos en las nubes. La narración no ha perdido nada de su fuerza de atracción porque los sentimientos de los dos discípulos reflejan lo que oprime hoy a muchos venezolanos. En todas partes se encuentra un Emaús en el camino de nuestra vida y de nuestro país. 

La imagen del Señor que va con ellos, sin que lo reconozcan, es el centro de la Buena Nueva. No recorren el camino solos. Jesús recorre con ellos el camino de la desesperanza. Cuando se ha hundido el mundo entero, cuando el sufrimiento en la vida amenaza superar tus fuerzas. Cuando sufres por la aparente ausencia de Dios, cuando ya no ves ningún sentido, Dios está a tu lado. Cuando crees que está muy lejos, está muy cercano. La experiencia de un Dios fiel, acompañante, le hace decir al salmista: “el Señor es mi Pastor... aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo” Salmo 23.

Ciertamente sus esperanzas no se han cumplido. Si quedaba alguna chispa de esperanza, ya estamos hoy en el tercer día. Con Jesús se ha fracasado. Fue un error apostar por un hombre; fue un error apostar por Él como mesías político, como revolucionario social o mago religioso.

En tanto colocan todas sus esperanzas en el hombre, también en Jesús como hombre, en tanto cuentan con paraísos terrenos, se vuelve ciego para la realidad de Jesús. Nuestra falsa esperanza nos engaña cuando miramos las cosas solo naturalmente.

Jesús nos hace una breve demostración. Más bien hace el camino con los discípulos. Entra en su desconcierto y mantiene una larga conversación con ellos. Les explica como “tenía” que suceder. Así lo había anunciado Jesús pero no lo entendieron; no cuadraba en sus ideas y expectativas. Que la muerte de Jesús sea un paso a la vida, que Dios nos traiga la salvación en el aparente fracaso de Jesús, que la cruz sea camino de salvación, eso era demasiado para su capacidad de comprensión.

“En la cruz esta la salvación”. ¿Aceptamos esta verdad? El sufrimiento suele ser la piedra de escándalo en la que tropieza nuestra fe. No la aceptamos cuando nos quedamos en el momento actual. Podemos aceptarla si miramos desde la meta. Si solo vemos la hora, nos consumimos en duda y protestas. Solo desde la meta a la que estamos llamados llega la luz.

También en nuestra vida hay un “tiene”. Permanece en toda su dureza: enfermedades, desgracias, decepciones, soledad en la vejez, incomprensiones y tantas otras cosas. Sería poco honesto querer suavizar estas durezas frases piadosas. No sería honesto silenciar que mucho de esto sucede por culpa de los hombres. No sería cristiano resignarse en el sufrimiento que se puede evitar, no erradicar del mundo aquel mal que podemos eliminar. Pero queda siempre un resto ya no podemos evitar; un sufrimiento que hemos de soportar en la fe en Cristo Resucitado. Soportemos de buena voluntad las circunstancias no deseadas y desgraciadas y, a pesar de ellas permanezcamos en nuestras esperanzas.

Los textos bíblicos de este domingo hablan de la muerte y resurrección de Jesús. Y de que los que creen en él recorrerán el mismo camino. La de Jesús  en la muerte. Pues las espera una vida nueva y eterna. La historia de Emaús es nuestra historia personal con Dios; solo él puede dar a nuestra vida sentido y esperanza. En el signo de partir el pan en la eucaristía reconocemos siempre la cercanía de Jesús. Señor quédate con nosotros al atardecer de nuestra vida como fuente de esperanza y consuelo.

Mis queridos amigos, mis queridos venezolanos: el síndrome de Emaús es nuestro síndrome en estos momentos tan difíciles, pero no perdamos las esperanzas. Jesús está con nosotros y ciertamente de esta terrible crisis que padece Venezuela tan pronto va a salir; así lo espero en el Señor porque Él me anima en el camino de Emaús a seguirlo a Él: vivo, resucitado y glorioso que acompaña a este pueblo cristiano de Venezuela.

+Roberto Emérito de Coro
@monsluckert

Mensaje de Navidad 2015

MENSAJE DE NAVIDAD
Jn 1, 1 – 18

Es muy difícil que en nuestro rincón aburguesado y ocupado por tantos problemas cotidianos, inquietudes y deseos de corto alcance se entienda bien el mensaje de Navidad.

Posiblemente, ni siquiera allí donde pensamos que se dé valor injustamente, el núcleo y algunos textos, como el anuncio de paz que hacen los ángeles, den muchos creyentes con el verdadero sentido de la Buena Noticia de la Noche Buena.